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miércoles, 9 de agosto de 2017

La luna llena

Las noches de la luna llena

La Luna es el único satélite natural de la Tierra. Con un diámetro ecuatorial de 3474 km1​ es el quinto satélite más grande del Sistema Solar, mientras que en cuanto al tamaño proporcional respecto de su planeta es el satélite más grande: un cuarto del diámetro de la Tierra y 1/81 de su masa. Después de lo, es además el segundo satélite más denso. Se encuentra en relación síncrona con la Tierra, siempre mostrando la misma cara hacia el planeta. El hemisferio visible está marcado con oscuros mares lunares de origen volcánico entre las brillantes montañas antiguas y los destacados astroblemas. A pesar de ser en apariencia el objeto más brillante en el cielo después del Sol, su superficie es en realidad muy oscura, con una reflexión similar a la del carbón. Su prominencia en el cielo y su ciclo regular de fases han hecho de la Luna un objeto con importante influencia cultural desde la antigüedad tanto en el lenguaje, como en el calendario, el arte o la mitología. La influencia gravitatoria de la Luna produce las mareas y el aumento de la duración del día. La distancia orbital de la Luna, cerca de treinta veces el diámetro de la Tierra, hace que se vea en el cielo con el mismo tamaño que el Sol y permite que la Luna cubra exactamente al Sol en los eclipses solares totales.

La Luna es el único cuerpo celeste en el que el ser humano ha realizado un descenso tripulado. Aunque el programa Luna de la Unión Soviética fue el primero en alcanzar la Luna con una nave espacial no tripulada, el programa Apolo de Estados Unidos realizó las únicas misiones tripuladas al satélite terrestre hasta la fecha, comenzando con la primera órbita lunar tripulada por el Apolo 8 en 1968, y seis alunizajes tripulados entre 1969 y 1972, siendo el primero el Apolo 11 en 1969, y el último el Apolo 17. Estas misiones regresaron con más de 380 kg de roca lunar, que han permitido alcanzar una detallada comprensión geológica de los orígenes de la Luna (se cree que se formó hace 4500 millones de años después de un gran impacto), la formación de su estructura interna y su posterior historia.

Faces de la luna





martes, 8 de agosto de 2017

Pluton

¿Pluton es un planeta?

La Unión Astronómica Internacional ha empezado a definir conceptos que hasta ahora no habían necesitado de una mayor atención. Los nuevos telescopios, enormes comparados con los que existían hace 70 años, han permitido la detección de más de 1.000 cuerpos u objetos en la zona de Plutón o relativamente cerca de esa zona.

Plutón, que fue descubierto sobre unas placas fotográfica en 1930 por el astrónomo norteamericano Clyde Tombaugh, decepcionó desde el principio. La comunidad científica esperaba un planeta mayor. Además, la órbita de Plutón corta con la órbita de Neptuno, el planeta más lejano al Sol de todo el Sistema Solar. Las cosas nunca funcionaron bien con Plutón. Además, conforme terminaba el siglo XX y comenzaba el XXI, se habían ido descubriendo nuevos cuerpos de tamaño muy similar al que presentaba Plutón en la misma zona del Sistema Solar en la que este se encuentra. Los nuevos telescopios tenían una potencia inusitada.

El proceso de la formación planetaria 

Además, y desde el tercer tercio del siglo XX, parecía ser que los astrónomos estaban asistiendo a las fases iniciales de formación de planetas en torno a otras estrellas. Destacaba especialmente la estrella Beta Pictoris, en la constelación austral de El Pintor. En torno a esta estrella se descubrió y fotografió una especie de disco, compuesto probablemente de polvo y escombros: un disco que acabará formando planetas, probablemente como los de nuestro propio Sistema Solar.


Actualmente se sabe que en estos discos protoplanetarios (curioso nombre) el material (polvo) comienza, por mecanismos aún desconocidos, a acrecer, formando pequeños cuerpos, de unos centímetros, denominados planetésimos. Estos planetésimos, en el transcurso de decenas de miles de años, forman, también por acreción, unas rocas de mayor tamaño que reciben el nombre de planetesimales, que podemos identificar sin problemas con los mismísimos asteroides que pueblan nuestro Sistema Solar y que se concentran especialmente en la zona que se extiende entre Marte y Júpiter, en el denominado cinturón de asteroides.

Los planetesimales, que acaban poblando el disco protoplanetario, chocan entre sí, siendo este proceso dominado por los cuerpos mayores, que crecen y crecen a costa de los cuerpos de menor tamaño, gracias a su mayor gravedad. Este proceso, en el que se genera una gran cantidad de energía, desemboca en la formación de los planetas, que se funden por el enorme calor producido por los choques de los planetesimales. Los planetas obtienen, además, una forma esférica en este proceso, que viene a durar de orden de los cientos de miles de años.

La definición de planeta de la Unión Astronómica internacional (UAI)

La UAI es la mayor y más importante organización internacional de astrónomos profesionales. Decide la nomenclatura de los cuerpos celestes y de la superficie de los planetas. Esta organización celebró una importante reunión en Praga en agosto de 2006, donde, por mayoría de sus miembros, se decidió establecer una definición de planeta que siriviera para catalogar a cualquier nuevo cuerpo que pudiera ser encontrado en el Sistema Solar.

Los planetas (vagabundos en griego) habían sido tradicionalmente todos esos astros que se desplazaban entre las estrellas aparentemente fijas. Así se acordó, en la celebre Resolución Quinta, que a la vista de los nuevos descubirmientos científicos que hemos relatado más arriba en este artículo, un planeta del Sistema Solar sería un cuerpo celeste que:

  • Se encontrara en órbita alrededor del Sol

  • Que tuviera masa suficiente como para que, por su propia gravedad, acabara venciendo las fuerzas de cuerpo rígido de modo adoptara, en equilibrio hidrostático, una forma (aproximadamente), redonda.

  • Que hubiera limpiado las inmediaciones de su órbita de todos los cuerpos susceptibles de desplazarse dentro de ella.

  • En esa misma resolución se establecieron otras dos definiciones referidas a los cuerpos del Sistema Solar. De este modo, planetas enanos serán aquellos cuerpos.



PLUTON






Lo que no sabias del Sol

El misterio del astro Solar

El Sol (del latín sol, solis, a su vez de la raíz protoindoeuropea sauel- brillar) es una estrella de tipo-G de la secuencia principal y clase de luminosidad V que se encuentra en el centro del sistema solar y constituye la mayor fuente de radiación electromagnética de este sistema planetario. Es una bola esférica casi perfecta de plasma, con un movimiento convectivo interno que genera un campo magnético a través de un proceso de dinamo. Cerca de tres cuartas partes de la masa del Sol constan de hidrógeno; el resto es principalmente helio, con cantidades mucho más pequeñas de elementos, incluyendo el oxígeno, carbono, neón y hierro.

Se formó hace aproximadamente 4600 millones de años a partir del colapso gravitacional de la materia dentro de una región de una gran nube molecular. La mayor parte de esta materia se acumuló en el centro, mientras que el resto se aplanó en un disco en órbita que se convirtió en el sistema solar. La masa central se volvió cada vez más densa y caliente, dando lugar con el tiempo al inicio de la fusión nuclear en su núcleo. Se cree que casi todas las estrellas se forman por este proceso. El Sol es más o menos de edad intermedia y no ha cambiado drásticamente desde hace más de cuatro mil millones de años, y seguirá siendo bastante estable durante otros cinco mil millones de años más. Sin embargo, después de que la fusión del hidrógeno en su núcleo se haya detenido, el Sol sufrirá cambios severos y se convertirá en una gigante roja. Se estima que el Sol se volverá lo suficientemente grande como para engullir las órbitas actuales de Mercurio, Venus y posiblemente la Tierra.

La Tierra y otros cuerpos (incluidos otros planetas, asteroides, meteoroides, cometas y polvo) orbitan alrededor del Sol.5​ Por sí solo, representa alrededor del 99,86 % de la masa del sistema solar.6​ La distancia media del Sol a la Tierra fue definida exactamente por la Unión Astronómica Internacional en 149 597 870 700 metros7​ (aproximadamente 150 millones de kilómetros). Su luz recorre esta distancia en 8 minutos y 19 segundos.

La energía del Sol, en forma de luz solar, sustenta a casi todas las formas de vida en la Tierra a través de la fotosíntesis, y determina el clima de la Tierra y la meteorología.

Es la estrella del sistema planetario en el que se encuentra la Tierra; por lo tanto, es el astro con mayor brillo aparente. Su visibilidad en el cielo local determina, respectivamente, el día y la noche en diferentes regiones de diferentes planetas. En la Tierra, la energía radiada por el Sol es aprovechada por los seres fotosintéticos que constituyen la base de la cadena trófica, siendo así la principal fuente de energía de la vida. También aporta la energía que mantiene en funcionamiento los procesos climáticos.El Sol es una estrella que se encuentra en la fase denominada secuencia principal, con un tipo espectral G2 y clase de luminosidad V, por tanto, también es denominada como enana amarilla, se formó entre 4567,9 y 4570,1 millones de años y permanecerá en la secuencia principal aproximadamente 5000 millones de años más. El Sol, junto con todos los cuerpos celestes que orbitan a su alrededor, incluida la Tierra, forman el sistema solar.

Índice
1             Características
2             Luz solar
3             Composición
4             Nacimiento y muerte del Sol
5             Estructura del Sol
5.1          Núcleo
5.2          Zona radiante
5.3          Zona convectiva
5.4          Fotosfera
5.5          Cromosfera
5.6          Corona solar
6             Heliosfera. Efectos del viento solar en el sistema solar
6.1          Eyección de masa coronal
6.2          Cambio de polaridad solar
7             Importancia de la energía solar en la Tierra
7.1          Reacciones termonucleares e incidencia sobre la superficie terrestre
8             Observación astronómica del Sol
8.1          Exploración solar
9             Cálculo histórico del tamaño del Sol y su distancia
10           Véase también
11           Notas aclaratorias
12           Referencias
13           Bibliografía
14           Enlaces externos
14.1       Generales
14.2       Observación del Sol



Estrellas fugases

Estrellas fugases

Las estrellas fugases, en su uso astronómico, es un concepto que se reserva para distinguir el fenómeno luminoso que se produce cuando un meteoroide atraviesa nuestra atmósfera. Es sinónimo de estrella fugaz, término impropio, ya que no se trata de estrellas.
Según la terminología adoptada en nuestros días se tienen las siguientes definiciones básicas:
Meteoroide: son partículas de polvo y hielo o rocas de hasta decenas de metros que se encuentran en el espacio producto del paso de algún cometa o restos de la formación del Sistema Solar.

Meteoro: es un fenómeno luminoso consistente en un meteoroide atravesando la atmósfera terrestre, a veces dejando detrás una estela persistente. Su definición popular es la de estrella fugaz.

Meteorito: son los meteoroides que alcanzan la superficie de la Tierra debido a que no se desintegran por completo en la atmósfera.
Los meteoros más luminosos, que superan la magnitud estelar de -4m llegando hasta -22m, son habitualmente llamados bólidos o bolas de fuego.

Los meteoros se forman cuando un meteoroide que se encuentra en el espacio entra en la atmósfera terrestre y, por efecto de la fricción, se quema en las capas altas de la atmósfera.

El meteoro se origina en la atmósfera superior de la Tierra a altitudes de 85 a 115 kilómetros, producida por el ingreso en la tierra de un meteoroide a alta velocidad. Se estima que unos 100 millones de meteoros pueden ser observados a simple vista en todo el planeta a lo largo de 24 horas. Un típico meteoro de magnitud +2 producirá un meteroide de 8 milímetros de diámetro. Ocasionalmente, la llegada de un meteoro más grande de lo habitual produce una bola de fuego extremadamente brillante.

El fenómeno de los meteoros puede producirse por: una corriente de meteoros que son partículas que comparten una misma órbita alrededor del Sol; o, por partículas solitarias y de carácter aleatorio, que son llamados meteoros esporádicos

La aparición de meteoros es un hecho muy frecuente y generalmente se ven a simple vista, con excepción de los llamados meteoros telescopicos que necesitan de al menos unos binoculares para su observación. En una noche oscura y despejada se pueden detectar sin ayuda de instrumentos hasta 10 meteoros por hora, pero a intervalos irregulares (pueden pasar diez o veinte minutos sin que observe ninguno); sin embargo, en las épocas denominadas de lluvia de estrellas se llegan a observar de 10 a 60 por hora (uno cada minuto). La contaminación lumínica hace que en las ciudades sea muy difícil disfrutar de este tipo de observaciones. También la presencia de la luna, sobre todo, en su fase llena, impide la observación de los meteoros.


Más raro es un fenómeno más deslumbrante: el de un bólido (meteoros de magnitud inferior a  la magnitud de Venus). Atraviesan rápidamente el cielo, dejan tras sí una estela luminosa y a veces estallan con un ruido análogo al de un disparo de artillería.

No todas las noches del año son igual de intensas en cuanto a meteoros. Las fechas más notables tienen lugar aproximadamente el 12 de agosto (Perseidas) y el 13 de diciembre las Gemínidas. Cada cierto número de años se repiten lluvias excepcionales en tasa de meteoros visibles por hora, como las Leónidas de 1966 y 1999.

Cuando se trata de lluvias de meteoros, las trayectorias de las diferentes estrellas fugaces parecen provenir de un mismo lugar de la esfera celeste, punto al que se da el nombre de radiante. Es un efecto de perspectiva, pues todos van paralelos, pero igual que las vías del tren, parecen converger hacia el infinito. El radiante tiene relación directa con la órbita de los meteoroides que originan la lluvia de meteoros.


Mecanismo de Fomacion

Las Leónidas, las Perseidas y las Líridas han sido observadas centenares de años antes de que fuera descubierto el cometa en que están asociadas. Con la hipótesis del núcleo congelado de Fred Whipple se pudo producir una disgregación lenta del núcleo del cometa. Pero, ¿es ello suficiente para explicar el inmenso número de meteoros, que se deducen de las observaciones?

La causa de que los enjambres estén más o menos alargados y difusos está en que los corpúsculos que los constituyen se extienden por grandes espacios. Así, por ejemplo, el enjambre de las Perseidas dura 12 días, por lo menos, durante los cuales la Tierra recorre 30 millones de kilómetros. J.-G. Porter calculó que la anchura del anillo debe sobrepasar los 7 millones de km. Las distancias de los corpúsculos al Sol están lejos de ser iguales y, en consecuencia, la duración de sus revoluciones alrededor del Sol, con arreglo a las leyes de Kepler, son diferentes. El enjambre, según esto, se dispersará a lo largo de toda la órbita y con el tiempo acabará por formar un anillo de corpúsculos en el cual los elementos más rápidos alcanzarán a los más lentos; como los corredores en una pista, que si a la partida forman un solo pelotón, luego, poco a poco, los más veloces alcanzan a los últimos al ganarles una vuelta. De esta manera se explica que se puedan encontrar meteoros lo mismo antes que después del paso de un cometa.

lunes, 7 de agosto de 2017

Lluvia de estrellas

Lluvia de estrellas

Cuando un objeto astronómico (más comúnmente un cometa), se adentra en el interior del Sistema Solar, la interacción con el viento solar hace que su superficie se active. Los gases y materiales de la superficie del cometa salen despedidos al espacio, y pasan a orbitar al Sol en órbitas muy similares a las de su cometa de origen. Así se forma una corriente o anillo de partículas, denominado técnicamente enjambre de meteoros. La órbita terrestre cruza algunos enjambres de cometas de periodo corto, produciendo lluvias de meteoros anuales, como las Leónidas o las Perseidas. Cuando la actividad de una lluvia de meteoros sobrepasa los 1000 meteoros por hora, se la denomina tormenta de meteoros.

Se cree que algunos asteroides pueden ser cometas exhaustos, es decir, cometas que han perdido todos sus elementos volátiles. Por eso, alguno de estos fenómenos tiene a asteroides como cuerpo progenitor. Es el caso de las Gemínidas, que se encuentran en la órbita del asteroide (3200) Phaeton.Al entrar un meteorito en la atmósfera terrestre, se observa un trazo luminoso llamado estrella fugaz o meteoro. Este efecto luminoso está producido por la ionización de la atmósfera que genera la partícula. La mayor parte de meteoros tienen el tamaño de granos de arena y se desintegran a unos 80 o 100 kilómetros de altura. Algunos con masa mayor llegan a tener un brillo considerable, y se los denomina bólidos (en inglés, fireballs). Sólo cuando los meteoroides poseen una masa considerable pueden atravesar la atmósfera por completo hasta llegar a la superficie. Estos meteoroides pasan a recibir la denominación de meteoritos.

Que son las estrellas fugases o meteoros

Las estrellas fugaces (o meteoros, que es lo mismo) son pequeñas partículas (normalmente, entre un milímetro y varios centímetros) que al entrar a gran velocidad en la atmósfera de la Tierra se "queman" por la fricción (en realidad el brillo se debe a la ionización del aire a su alrededor) y producen el trazo luminoso que surca rápidamente el cielo y que llamamos estrella fugaz.

Su aspecto es muy variado. Pueden brillar mucho o poco. Su trayectoria puede ser corta o larga. Algunas pueden dejar una estela unos instantes y otras no. Normalmente son bastante rápidas (¡desaparecen antes de que nos dé tiempo a decirlo!) pero también las hay lentas, que pueden durar varios segundos. En ocasiones pueden mostrar algún color: rojizo, verdoso, azulado, etc. según la composición química del meteoro.

El origen de estas partículas está en los cometas, que a su paso van perdiendo material y dejándolo tras de sí.

Si la partícula es grande (unos centímetros), el meteoro será muy brillante y recibe el nombre de bólido. Lo que vemos brillar es la bola de aire ionizado que los rodea. Los bólidos pueden ser espectaculares por su brillo, que puede hacer que se vean incluso de día. Algunos pueden fragmentarse durante su trayectoria, presentar destellos o pequeñas explosiones, o hacer ruido. Con frecuencia dejan una estela persistente durante unos momentos (es el rastro de aire ionizado que dejan atrás), o una estela de humo. A veces pueden brillar lo suficiente como para verse detrás de las nubes, y entonces veremos éstas iluminarse al trasluz unos instantes


os meteoros o estrellas fugaces se pueden observar en cualquier noche despejada, aunque en determinadas noches del año son más abundantes (lluvias de meteoros). Ver más sobre cómo observar las Perseidas y otras lluvias de meteoros.


La fricción atmosférica es capaz de quemar meteoros de hasta varios kilos. No obstante, si una partícula es demasiado grande, puede no desintegrarse en su totalidad y alcanzar la superficie de la Tierra. El meteoro recibe entonces el nombre de meteorito. Nuestro planeta está recibiendo constantemente meteoritos de tamaño microscópico y mayores.

Cometa Halley

Cometa Halley

En 1705 el astrónomo inglés Edmond Halley, determinó que el cometa orbita alrededor del Sol cada 76 años. También predijo que volvería en 1758, hecho que sucedió, aunque él no pudo comprobarlo al haber fallecido en 1742.

Es gracias a Halley que sabemos que los cometas son astros que orbitan alrededor del Sol. Otra de las particularidades de este astro es que es visible a simple vista desde la Tierra. La última vez que fue visto fue en 1986 y está previsto que vuelva a hacerlo en 2061.

El astrónomo británico Edmund Halley fue el primero en calcular la órbita de un cometa y descubrir la periodicidad de estos cuerpos celestes. En concreto, Halley afirmó que un cometa observado en de 1531 por Apiano y Fracastoro era el mismo que fue descrito en 1607 por Kepler y Longomontanus, y también el que él mismo había observado personalmente en su aparición de 1682. "Con toda confianza puedo predecir que retornará en 1758", pronosticó. Aquel cometa fue bautizado "Halley" en su honor y, según ha revelado un reciente estudio publicado en la revista Journal of Cosmology, todo apunta a que el primer avistamiento de la historia se produjo en Grecia en el año 466 a.C., entre principios de junio y finales de agosto. El siguiente avistamiento fue registrado por astrónomos chinos en el 240 a.C. Desde entonces, el cometa ha reaparecido 29 veces.


La duración media del año del cometa Halley -entendiendo por año del cometa el tiempo que tarda en dar una vuelta alrededor del Sol- es de 75-76 años terrestres. La última vez que el cometa nos visitó fue en 1986, cuando la sonda espacial europea Giotto se acercó para echar una ojeada a su núcleo helado. Y no pasará de nuevo cerca de la Tierra hasta el año 2062.

El regreso del Halley al interior del Sistema Solar fue observado y registrado por astrónomos desde por lo menos el año 240 a. C. Claros documentos de las apariciones del cometa fueron hechos por los cronistas chinos, babilónicos y los europeos medievales en 1066, pero no fueron reconocidas como reapariciones del mismo objeto entonces. El período orbital del cometa fue determinado por primera vez en 1705 por el astrónomo inglés Edmond Halley, ahora nombre designado para el astro. Se le observó por última vez en el año 1986 en las cercanías de la órbita de la Tierra, y su próxima aparición ocurrirá a mediados de 2061.

Durante su aparición en 1986, Halley se convirtió en el primer cometa en ser observado con detalle por naves espaciales, proporcionando la primera información de observación sobre la estructura de un núcleo cometario y del mecanismo de formación del coma y la cola. Esas observaciones apoyaron un número de hipótesis antiguas sobre la construcción del cometa, particularmente el modelo de «bola de nieve sucia» de Fred Lawrence Whipple, que correctamente predice que Halley estaría compuesto de una mezcla de hielos volátiles (como agua, dióxido de carbono y amoníaco) y polvo. Las misiones también proporcionaron informaciones que esencialmente reformaron y reconfiguraron esas ideas. Por ejemplo, ahora se entiende que la superficie de Halley está en gran parte compuesta por polvo, materiales no volátiles, y que solo una pequeña parte de ella está cubierta de hielo

El cometa Halley fue el primero en ser reconocido como periódico, su órbita fue calculada por primera vez por el astrónomo Edmund Halley en 1705. Se le observó con anterioridad en Europa en el año 1456 por el astrónomo alemán Johann Müller Regiomontano. Las observaciones de datos muestran que fue observado por primera vez en el año 239 a. C.

En sus observaciones, Edmund Halley comprobó que las características del cometa coincidían con las descritas en 1682, y también con las del de 1531 (descritas por Petrus Apianus) y 1607 (observadas por Johannes Kepler en Praga). Halley concluyó que correspondían al mismo objeto celeste, que retornaba cada 76 años. Con ello, realizó una estimación de la órbita, y predijo su reaparición para el año 1757. Esta predicción no fue del todo correcta, pues el retorno no fue visto hasta el 25 de diciembre de 1758, realizado por el astrónomo aficionado alemán Johann Georg Palitzsch. En este caso, la atracción de Júpiter y Saturno fue la responsable del retardo. Halley no pudo contemplar el retorno de su cometa, tras fallecer en 1742, dieciséis años antes.

En 1986 varias sondas espaciales se encontraron con el cometa, entre ellas las Vega 1 y 2, la Giotto, la Suisei (o PLANET-A), la Sakigake y la ISEE-3/ICE, la llamada Halley Armada, gracias a ellas hoy se dispone de gran información y fotos del cometa.

Burbujas Fermi


El origen de las burbujas de fermi por encima y debajo de la villa láctea continua siendo un misterio 

En el año 2011 un grupo de científicos realizó un análisis de los datos aportados por el Observatorio de Rayos Gamma Fermi de la NASA, el cual reveló dos estructuras masivas por encima y debajo de nuestra galaxia nunca antes vistas. Este grupo de astrofísicos situaron las dos protuberancias a unos 50º por arriba y por debajo del plano de la galaxia. Ahora, varios años después, estas burbujas se conocen como "Fermi Bubbles", y se extienden efectivamente decenas de miles de años luz desde el núcleo de la Vía Láctea.



De las mismas, la principal emisión se halla en radiación de alta energía, en longitudes de onda características de los rayos gamma (y rayos X). El origen de la estructura sigue siendo un misterio, aunque nuevos aportes científicos podrían arrojar luz sobre el tema. Las burbujas se extienden por más de la mitad del cielo visible, desde la constelación de Virgo hasta la constelación de Grus, y pueden tener miles de millones de años de antigüedad.

Las burbujas, que como se dijo son muy brillantes en los rayos gamma, fueron descubiertas por un equipo de astrofísicos de Harvard mientras realizaban un análisis de datos tipo “peine” de esa zona del cielo austral. Los mencionados científicos usaron el principal instrumento del Fermi, el denominado Telescopio de Gran Área.


Y así, durante más de cuatro años desde aquel descubrimiento, los científicos de Stanford y el Departamento de Energía de SLAC National Accelerator Laboratory han analizado estos datos del Fermi Gamma-Ray Space Telescope de la NASA, junto con los datos aportados por otros experimentos, para crear el retrato más detallado de las dos burbujas.

Posibles orígenes de las dos emisiones

Poco después del descubrimiento los teóricos ofrecieron varias explicaciones para los orígenes de las burbujas. Por ejemplo, podrían haber sido creadas por enormes chorros de materia acelerada desde el agujero negro supermasivo en el centro de nuestra galaxia. O podrían haber sido formadas a partir de una población de estrellas gigantes, nacidas desde el gas abundante que rodea al agujero negro antes mencionado. Estas estrellas muy masivas habrían explotado todas en forma de supernova aproximadamente en el mismo tiempo, generando las enormes burbujas.

Características desconcertantes en el nuevo retrato de las burbujas

El nuevo retrato de las burbujas, que se describe en un artículo que ha sido aceptado para su publicación en The Astrophysical Journal, "revela varias características desconcertantes", dijo Dmitry Malyshev, un investigador postdoctoral del Instituto Kavli para Astrofísica de Partículas y Cosmología que codirigió en el análisis. Por ejemplo, los contornos de las burbujas son muy definidos, y las propias burbujas brillan en rayos gamma casi de manera uniforme sobre sus superficies colosales. Lo hacen como si fueran dos lámparas incandescentes de 30 mil años luz de altura atornilladas en el centro de la galaxia.

Campo Magnético de la luna

Campo magnético de la luna

Uno de los mayores misterios de la luna por qué sólo algunas partes de la corteza parecen tener un campo magnético ha intrigado a los astrónomos desde hace décadas, inspirando incluso el mítico enterrado “monolito” en la novela y la película 2001: una odisea del espacio. Pero algunos científicos finalmente pueden tener una explicación. Después de usar un modelo informático para analizar la corteza de la luna, los investigadores creen que el magnetismo puede ser una reliquia de un asteroide de 120 millas de ancho que colisionó con el polo sur de la luna hace 4,5 billones de años. Otros, sin embargo, creen que el campo magnético puede estar relacionado con otros impactos más pequeños y más recientes.
El campo magnético lunar tiene un campo externo muy débil en comparación con el terrestre. Además, la Luna no tiene actualmente un campo magnético dipolar (como sería el generado por una geodinamo en su núcleo) y la magnetización variable que está presente es casi en su totalidad de la corteza lunar en origen.

Se sostiene que las magnetizaciones corticales fueron adquiridas a principios de la historia lunar cuando una geodinamo seguía funcionando. El pequeño tamaño del núcleo lunar, sin embargo, es un obstáculo potencial para plantear esa hipótesis al rango de teoría.



Alternativamente, es posible que en un cuerpo sin atmósfera como la Luna, campos magnéticos transitorios puedan generarse durante eventos de grandes impactos. Sobre la base de esto, se ha observado que las mayores magnetizaciones corticales están localizadas cerca de las antípodas de las cuencas de grandes impactos. Un fenómeno de este tipo puede ser el resultado de la libre expansión de una nube de plasma generado por un impacto en torno a la Luna con la presencia de un campo magnético ambiental.​

El satélite artificial Chandrayaan-1 ha trazado un mapa de una pequeña magnetosfera en la antípoda de Crisium, en su punto más lejano de la Luna, con el Sub-keV Atom Reflecting Analyzer (SARA).nota 1​ La pequeña magnetosfera es de 360 km de diámetro en la superficie y está rodeado por una región de 300 km de espesor con un mayor flujo de plasma que surge del viento solar que fluye alrededor de esta magnetosfera.

Las partículas finas de polvo lunar en realidad podrían flotar, expulsados de su superficie por repulsión electrostática. Esto puede crear una atmósfera temporal nocturna de polvo con viento diáfano. Atraídos por las diferencias en la acumulación de carga, el polvo que flota de manera natural, se desplazaría desde el lado nocturno fuertemente negativo al lado diurno débilmente negativo. El Lunar Atmosphere and Dust Environment Explorernota 2​ también analizará estos datos.

La capa de plasma es una estructura muy dinámica, en un estado constante de movimiento, por lo que la Luna orbita a través de la magnetosfera de esta capa de plasma y puede extenderse a través de ella con fases que pueden durar desde minutos a horas o incluso días.

Algunas regiones de la superficie de la Luna son más magnéticas que otras. Parece ser que una porción de la corteza lunar llamada Rima Sirsalis, es altamente magnética. Las mediciones de la diferencia entre el magnetismo y la profundidad de la corteza lunar, como las llevadas a cabo por la misión lunar del Prospector, suministrará información acerca del magnetismo de la superficie así como el tamaño y la conductividad eléctrica del núcleo de la Luna. Estas mediciones ayudarán a los científicos a comprender más claramente los orígenes de la Luna. Por ejemplo, si el núcleo contiene más elementos magnéticos (tales como el hierro) que la Tierra, entonces la, teoría de eyección por choques de los orígenes de la Luna, perderían sustento.